La Leyenda De La Rosa Negra



Un día en medio de la nada nació un rosal muy débil...Apenas y podía dar vida, pues soportaba los helados vientos invernales. Había nacido en un lugar en el que la primavera apenas y tocaba la tierra.

Después de un par de inviernos, orgullosa, cuidaba de su pequeño botón, un hermoso botón color ébano. Llegó la primavera y al final floreció, abriendo lentamente sus pétalos, negros como la terrible oscuridad.

La rosa encontraba extraño el calor de los rayos del sol, pues había nacido en las heladas profundidades de la noche, su alma era un cielo tormentoso y sin estrellas.

Los que se acercan a ella sienten el frío que rodea su entorno, su semblante es frío como el olvido, en la negrura de sus pétalos se pierden muchas almas y de su oscuridad salen gemidos y sollozos.

En la primavera, la rosa mira al cielo, pues se ha enamorado de un lucero y así permanece hermosamente pensativa y triste hasta caer la tarde; cuando el dolor de su espíritu sombrea busca en la cima la claridad y la calma.

Llegó el invierno y desnudo los árboles. Se helaron los vientos que llegaban hasta la rosa negra.

El helado viento se lleva sus murmullos, su débil voz parece pronunciar frases de amor que no salen de sus labios y risas que no alegran su alma. El helado viento lastima sus negros pétalos y uno a uno van cayendo, mezclándose entre el aire del invierno... y así resiste un invierno más.
 

Después de un largo invierno al fin murió, sola, sin que nadie disfrutará de su perfume, sin que nadie contemplará alegré su nostálgica oscuridad.

Nadie supo que tenía un corazón, porque jamás nadie se lo preguntó.

 
 
 
 
 

 
 

 
 
 
 

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